sábado, 19 de mayo de 2012

Almogía bajo la ocupación francesa (1808-1813)

La Ocupación Francesa, la Guerra de la Independencia Española y la promulgación de la Constitución de Cádiz de 1812 marcaron un hito en la historia de España. Almogía no quedará al margen de estos acontecimientos, repercutiendo en la vida social, política y económica de sus vecinos.
La conferencia que ofrecemos pretende poder adentrarnos en los entresijos y el conocimiento de las vicisitudes de la vida de nuestros vecinos durante ese período, tomando como fuente documental, principalmente,  las escrituras notariales del Archivo Histórico Provincial de Málaga.
 
Conferencia a cargo de D. Francisco Moreno Moreno
Sábado 2 de junio de 2012 a las 20:30 h.
Salón de Plenos del Excmo. Ayuntamiento de Almogía

domingo, 13 de mayo de 2012

El cisne


Hace algún tiempo tuve la oportunidad de ver un cisne por primera vez en mi vida. Sí -realmente existen- yo pensaba que era cosa de mitología o leyenda como los unicornios pero están ahí, tan sólo hay que saber diferenciarlos de las demás aves que habitan el estanque. Y confiad en que desde ese día, ya nada volverá a ser como antes.

Al principio no creía lo que tenía ante mis ojos, sin embargo, afortunadamente con el paso del tiempo todo se fue haciendo mucho más claro y la incertidumbre se convirtió en evidencia. Aquel cisne tenía el plumaje del color de las nubes y cuando elevaba su pico dorado hacia el cielo parecía como si de pronto la luna se fuese a ocultar para dar paso a un nuevo amanecer. Es sin duda uno de los seres más maravillosos que jamás he podido contemplar desde cerca.
En ocasiones me pregunto a qué lugar habrán dirigido los vientos su vuelo y si alguna vez le harán volver Son estos días en los que, egoístamente, me enfado conmigo mismo por haberle dejado marchar: "debí  haber buscado un estanque tranquilo y cercano a mí para visitarle a menudo". Otros me doy cuenta de que son seres que han de seguir su camino y que sería injusto obligarles a permanecer en un mismo lugar cuando aún les queda tanto mundo por recorrer. Y son la mayoría de éstos en los cuales me entristece pensar que haya tanta gente que ni siquiera vaya a tener la misma oportunidad que tuve yo.
Fue duro decir adiós cuando ya me había acostumbrado a su belleza y compañía pero producen tal confort y felicidad que llegas a olvidar que a su lado los días se convierten en vivencias pasajeras,  que pese a encontrarse aquí son aves migratorias: en invierno se trasladan al sur para volver a su lugar de origen en verano cuando ya el tiempo es más favorable, y eso -desgraciadamente- lo sabía desde el primer momento en que le conocí.
Afortunadamente el sabor de boca aún es dulce como la miel y el recuerdo tan alegre que ni el más mínimo sentimiento de tristeza podría alterarlo. 
Y así, sin más, concluye la historia del día que por primera vez vi un cisne.

Alejandro Gómez Villanueva

jueves, 3 de mayo de 2012

Se hace camino al andar

  Con el firme propósito de trabajar en pro de nuestro pueblo, un grupo de amigos hemos sumado esfuerzos por y para Almogía. Aún cuando el reto es ambicioso, no menos es la ilusión puesta en este empeño.

  Nuestro propósito no es otro que propiciar, desde la humildad y el respeto a la diversidad, la dinamización y  participación de los vecinos en las distintas actividades, pretendiendo que sean una forma de aprender entre todos, una manera de compartir el conocimiento, una mirada ajena de prejuicios donde prevalezca la defensa de la cultura como una forma de actuar.

  No pretendemos con ello buscar soluciones fáciles y superficiales a las dificultades que soporta nuestra sociedad, sólo anhelamos, dentro de nuestras posibilidades, aportar los medios que tenemos a nuestro alcance para reforzar una actitud positiva hacia el presente y el futuro. Debemos utilizar las oportunidades que nuestra Almoxia milenaria nos puede ofrecer, valorando, en su justa medida, aquello que nos identifica y podemos ofrecer al visitante, para conseguir con ello avivar la promoción social de nuestros vecinos.

  El patrimonio material e inmaterial, el etnológico y los fantásticos recursos medioambientales  que atesora nuestro municipio son  un valuarte extraordinario para darnos a conocer, un reclamo, una llamada a la necesidad de progreso. Almogía abierta al exterior, utilizando lo mejor de nuestro pasado para encarar el futuro; primero, conociéndolo y valorándolo nosotros mismos, para luego ofrecerlo al exterior.

  La defensa de los valores democráticos como forma de trabajo y organización, el respeto a nuestra propia pluralidad y la flexibilidad suficiente para adaptarnos a los cambios que se vayan sucediendo en nuestra sociedad, son algunos de los principios de esta asociación.

  Sin embargo; para abordar el proyecto que pretendemos, necesitamos la suma de esfuerzos, ideas y las aportaciones de todos, la colaboración de otras asociaciones e instituciones públicas y privadas. Necesitamos tu ayuda, tu apoyo y tu colaboración.

  Como se recoge en el conocido poema de A. Machado: “se hace camino al andar”. Sólo andando sabremos si nuestros objetivos se pueden hacer realidad,  si somos capaces de comprometernos con ello, si empezamos a trabajar en este proyecto con la ilusión y el esfuerzo de todos. Sólo así viviremos otra realidad. Tu pueblo lo merece.
            

Contacto

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La enseñanza de la escritura, lectura y el cálculo en el siglo XVII

 
      Si afirmamos que ser letrado e instruido en la España de los Austrias del siglo XVII  era algo reservado exclusivamente a los hijos de aquellos profesionales vinculados con la cultura escrita, podemos sentirnos de enhorabuena porque uno de nuestros vecinos atendió a la llamada de  la necesidad de la instrucción  para uno de sus hijos.
     Se trata de Pedro Hernández, vecino de Almoxia, que en el año 1622 contrata, ante el escribano D. José Benítez, con el maestro Juan Ronzal, vecino de Málaga, la alfabetización de su hijo Juan Hernández en las destrezas de “leer, escribir  y las cinco reglas de contar que se entienden sumar, restar, multiplicar y medio partir y partir por entero”.[1]
      Narra la escritura que Juan tenía poco más de diez años cuando se trasladó a vivir a la casa del maestro como su pupilo y en condición de interno por el tiempo que se estableciera su período de instrucción; durante el cual el maestro estaba obligado a darle de comer  y cama y a cuidarlo si llegase a enfermar.
      El tal Juan Ronzal, por el contrario, se obligaba a enseñarle lo ante expresado con soltura, buen trazo y adoctrinamiento.
      Por su parte, Pedro Hernández se comprometía a pagarle al maestro 166 reales en varios plazos, pagando la mitad al contado en el momento del pupilaje y la otra mitad en dos plazos de por mitad, una en cuatro meses y otra al final del tiempo establecido.
      Pero, como todo contrato, éste implicaba el cumplimiento de lo tratado  por ambas partes, llegando a tener que demostrar el maestro que había realizado la enseñanza adecuada con las correspondientes demostraciones; porque, si llegado el caso, el hijo no tuviese dominio de lo contratado, Pedro Hernández estaba habilitado para buscar otro maestro y cargarle los perjuicios al maestro anterior por su incumplimiento.
      En definitiva, nos encontramos ante un documento original que aporta luz sobre una temática podo estudiada; sin embargo, es interesante comprobar  que los vecinos de Almoxia, ya desde el siglo XVII, se preocupaban por la formación de sus hijos.


Francisco Moreno Moreno
Ldo. Historia


[1] AHPM Leg: 1237 .Fol: 368

Próximas actividades


Videos de la presentación de Actúa, 4/5/12


                                                                      Tú eres válido



                                                       El elefante encadenado, Jorge Bucay




                                                                  Teoría de la diversión




Creación de Actúa

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Junta directiva


Presidente: Francisco Moreno Moreno

Vicepresidente: Manuel Caro Mayorga

Secretario: Juan Marcelo Gaitán Leiva

Tesorero: Manuel Aranda Godrid

Vocales: Beatriz de la Cruz Díaz

Vocales: Juan Alberto Gómez Villanueva

Vocales: Fernando de la Cruz Leiva

Vocales: Alejandro Gómez Villanueva



martes, 1 de mayo de 2012

El velo (La ceguera)


María cumplirá cinco años el mes que viene. Es sincera e imprudente como todas las niñas de cinco años. Su madre la espera en la puerta del colegio. La besa y la peina. Ella sonríe. Se toman de la mano para cruzar la calle, en manada, unos metros por encima del paso de cebra. Luego la sube en el asiento de atrás del todoterreno aparcado sobre la acera. Llegan a casa. Y comen con su padre que regresa del trabajo media hora más tarde con aliento a cerveza. La chica de la limpieza ha preparado un guiso. A María no le gusta.
La liturgia del almuerzo comienza con un beso en la mejilla del padre y la narración por la niña de lo ocurrido en clase. Fila. Asamblea. Hablamos del fin de semana. Fichas. Patio. Jugamos. Merienda. Y después entró una seño nueva con un trapo en la cabeza. ¿Cómo?, pregunta la madre. Que entró una seño nueva con un trapo en la cabeza. La madre se aparta bruscamente de la mesa y se atusa el cabello con las dos manos. Adónde estamos llegando, dice. Menudo ejemplo para la niña. Qué valores y qué leche. Dónde se ha visto a la maestra cubierta con una señal atávica y discriminatoria para la mujer. ¿Multiculturalismo? ¿Educación para la ciudadanía? Una mierda.
El padre le recrimina la expresión con una mueca, mirando a la hija. Y después, mirando a la madre, argumenta que lo peor no es eso. Lo peor es que en el currículo escolar infantil sólo exista una asignatura diferenciada de las demás: religión o historia de las religiones o como se llame ahora. Justo la que no debiera darse en la escuela. Eso no es lo peor, prosigue la madre. Lo peor es que a tu hija le da clase una mujer con un velo en la cabeza sin que nos hayan pedido permiso. Pero esto no va a quedar así. Mañana mismo hablo con el director. Y tú, niña, ¿te vas a comer eso o no? Ya te he dicho que no me gusta mamá, le reprocha. Vale, ahora le digo a la chica de la limpieza que te fría unas patatas con tal de que me dejes tranquila.
El director la recibió amablemente a primera hora. Es joven. De unos 35 años. Con vaqueros y camisa por fuera. Antes de cederle la palabra, felicita a la madre por interesarse en la educación de su hija. ¿Qué desea? A mi hija le está dando clase una mujer con un velo en la cabeza. Y yo creo que para ser maestra en nuestro país debería integrarse con nosotros y respetar nuestras costumbres. Porque para mí el velo es un símbolo de opresión machista. Algo así como tirar a la basura los siglos de lucha por igualdad de las mujeres en el mundo civilizado. Mire, le contesta el director, yo creo que es un ejemplo de respeto y tolerancia. ¿Y a mi hija quién la respeta? ¿Y a mí? Ahora mismo presento una queja a la asociación de padres, al ministerio, al juzgado, donde sea, pero yo no quiero que mi hija vea normal lo que no es normal.
             Buscó a su vecina que también tiene un hijo en la misma clase y le contó el caso. La vecina llamó a otra y ésta a otra. A la salida del colegio se juntaron una docena de madres con una pancarta. Irrumpieron en el patio gritando contra el director y por los derechos de las mujeres. Entraron en el aula de infantil. Sin llamar a la puerta. La maestra estaba sentada. Tenía un velo en la cabeza. Era monja.
             Podría haber sido judía. En 1984, mis compañeros de bachillerato y yo nos burlábamos de una profesora que se cubría la cabeza con un pañuelo. La tomamos por loca. Y quizá lo estaba. Paseaba a su perro con una cubeta amarrada al pescuezo. Era inglesa. Luego nos dijeron que bajo el pañuelo ocultaba un número en tonos azules. Se lo tatuaron en un campo de extermino nazi. Nadie le vio jamás la frente desnuda. A decir verdad, ignorábamos si era judía o no. Se daba por supuesto. La ignorancia es cruel por naturaleza.
             También podría haber sido una enferma de cáncer. Infinidad de mujeres que pierden el pelo a consecuencia de la quimioterapia se cubren la cabeza con un pañuelo. O una mujer vestida a lo Audrey Hepburn, Sivana Mangano, Catherine Deneuve, Grace Kelly, Penélope Cruz … . O, sencillamente, una mujer con pañuelo.
             En cualquier caso a nadie se le habría pasado por la cabeza calificar su aspecto. Pero no ha sido así. Reconozcámoslo. La inmensa mayoría pensó que la maestra era musulmana. Y pensó mal. No sólo porque errase en el pronóstico (podría haber sido musulmana igualmente). Pensó mal porque sus prejuicios le impidieron ver y opinar otra cosa.

RODRÍGUEZ RAMOS, Antonio Manuel: "Parte I, La ceguera. Capítulo I, El velo". En: La huella morisca. El Al-Ándalus que llevamos dentro. Córdoba. Editorial Almuzara, 2010.